La historia de una familia, de una comunidad, de un pueblo, son sus vivencias, acontecimientos día a día. Cada amanecer es distinto para cada persona, y cada acontecimiento repercute de forma diferente en cada comunidad.
La vida en El Carmolí siempre fue tranquila, pausada; el panadero repartiendo el pan, tocando el claxon, el afilador con su soniquete, el tapicero....todo esto a partir de las 8h. de la mañana. Los adolescentes se levantaban enfadados y con los ojos pegados.
El juguete indispensable de los niños y menos niños era la bicicleta. Su vida (al igual que ahora), se desarrollaba alrededor de ella. Al Supermercado, a la playa, al monte, al pueblo, de excursiones en equipo a Los Nietos con sus aventuras, que solo ellos pueden contar.
Esos primeros años eran un tiempo en el que los vecinos nos dábamos a conocer, pues, llegabamos de diversos puntos de España. Nos conocimos todos y los niños se hicieron amigos.
En la calle Monte Montserrat, se hacían Carreras de Cintas en bicicleta, de forma tradicional; esta calle acavaba con los números -6- en la fila de los pares y -5- en la fila de los impares. Se cortaba la calle para esta actividad.
Las niñas, sentadas en sillas, miraban como los participantes intentaban sacar con el palillo, la anilla de la cinta que ellas llevaban. Los padres organizaban y animaban el juego. Este juego se llevó a las fiestas infantiles durante muchos años.
Por las noches jugaban al pañuelo, en equipos y así poco a poco se fueron conformando las peñas,que hoy en día, convertidos en padres recuerdan los veranos vividos en El Carmolí.
La vida en El Carmolí siempre fue tranquila, pausada; el panadero repartiendo el pan, tocando el claxon, el afilador con su soniquete, el tapicero....todo esto a partir de las 8h. de la mañana. Los adolescentes se levantaban enfadados y con los ojos pegados.
El juguete indispensable de los niños y menos niños era la bicicleta. Su vida (al igual que ahora), se desarrollaba alrededor de ella. Al Supermercado, a la playa, al monte, al pueblo, de excursiones en equipo a Los Nietos con sus aventuras, que solo ellos pueden contar.
Esos primeros años eran un tiempo en el que los vecinos nos dábamos a conocer, pues, llegabamos de diversos puntos de España. Nos conocimos todos y los niños se hicieron amigos.
En la calle Monte Montserrat, se hacían Carreras de Cintas en bicicleta, de forma tradicional; esta calle acavaba con los números -6- en la fila de los pares y -5- en la fila de los impares. Se cortaba la calle para esta actividad.
Las niñas, sentadas en sillas, miraban como los participantes intentaban sacar con el palillo, la anilla de la cinta que ellas llevaban. Los padres organizaban y animaban el juego. Este juego se llevó a las fiestas infantiles durante muchos años.
Por las noches jugaban al pañuelo, en equipos y así poco a poco se fueron conformando las peñas,que hoy en día, convertidos en padres recuerdan los veranos vividos en El Carmolí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario